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jueves, 16 de junio de 2011

Gala del Deporte Asturiano

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Cada año se celebra la Gala del Deporte Asturiano, ya todo un clásico que sirve para reconocer a los asturianos vinculados al deporte que alcanzaron logros importantes durante el año anterior. El deporte es una actividad muy enraizada en la sociedad asturiana, que une a los beneficios que aporta a la salud una buena carga de prestigio social cuando se alcanza la alta competición. Por no hablar de la buena carga de millones que pueden aportar ciertas modalidades.

Desde luego nadie pone en duda que la práctica deportiva continuada potencia la disciplina y la capacidad de sacrificio, características cada vez más necesarias para afrontar la vida con una cierta posibilidad de éxito. Tampoco es pequeño mérito lo mucho que hacen disfrutar a los espectadores las buenas competiciones, espectadores entre los que me cuento.

Así que hoy me acercaré a la Gala por invitación de la Asociación de la Prensa Deportiva de Asturias, para mí como felguerino siempre es un placer especial recordar las muchas horas que pasé de niño en el “Mari Peña” viendo el cine de la época. Y por supuesto no quiero perderme la ocasión de felicitar a los premiados, la gran mayoría de los cuales conozco muy bien después de estar unos cuantos años en la gestión deportiva: Chechu Rubiera, David Villa, Fran Llera, Fernando Sierra, Ángel Paraja, Alberto Entrerríos…

Y un deseo: que los nuevos gobernantes del Principado de Asturias apuesten de verdad por el deporte asturiano. Sería una apuesta segura

lunes, 13 de junio de 2011

Relevo en el Ayuntamiento de Gijón

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El PSOE ha abandonado la alcaldía de Gijón tras 32 años en el gobierno local, lo hace a consecuencia de un polémico pacto entre las dos facciones de la derecha gijonesa: PP y FAC, que lleva a la alcaldía de Gijón a Carmen Moriyón. Desconocida en el mundo de la política pero una reconocida profesional de la medicina y asidua colaboradora de entidades caritativas locales.

Como gijonés espero que la nueva alcaldesa de mi ciudad tenga un mandato lleno de aciertos y saque adelante muchas cuestiones importantes como la reducción del paro, que consiga desarrollar con eficacia y agilidad el problemático Plan de Urbanismo o el Plan de Vías. Por supuesto espero que ponga en marcha políticas sociales para los más desfavorecidos y medidas que aporten transparencia a la gestión, que luche contra la corrupción y vea a los ciudadanos como parte fundamental para desarrollar su labor y no como un problema. Puesto a esperar incluso espero que los históricos enfrentamientos entre la derecha local no afecten a los ciudadanos, que Cascos modere sus actitudes personales y políticas, sin tomar Gijón o Asturias como su patio particular donde ejecutar sus vendettas. Que nuestras esperanzas no nos impidan ver que el líder del partido que se presentó vendiendo lo “nuevo”, lo “diferente” a los políticos de siempre, lleva 35 años siendo profesional de la política y con algunos momentos bastante oscuros en su largo historial.

Lo que espero como militante del PSOE es que esta derrota -tan dura- en Gijón y Asturias, al igual que en el resto de España, nos sirva para reflexionar todos, sin excluir a nadie. Reflexionar seriamente sobre lo que hicimos mal, donde fallamos y que errores cometimos, que prácticas políticas hay que descartar… sin recurrir al maestro armero de turno. Porque si en algo nos puede beneficiar este fracaso es dándonos la oportunidad para hacer un análisis riguroso de sus causas e intentar encontrar soluciones. Empezando por aceptar que hay que establecer nuevos y mejores lazos con los ciudadanos y acercarnos más a los problemas reales de la gente durante todo el año, no solo durante la campaña electoral. Siguiendo acto seguido por proponer, tanto desde el partido como desde las instituciones, nuevas políticas de empleo y de lucha rigurosa contra la corrupción.

Y ya que estamos en ello no vendría mal una auténtica democratización del Partido. Porque la reflexión necesaria no pasa por un Conferencia Nacional a la que asistirán los de siempre, hay que dedicarle todo el tiempo que sea preciso y abrirla a todos los militantes, sin excluir a los que no sean de confianza del aparato.

Esta es la única posibilidad de que las cosas no vayan a peor.