La tensión en Cataluña está escalando a toda velocidad, es imposible saber como acabará todo. O cuando, porque no se puede negar que todo el "Proces" está causando heridas que tardarán mucho en cerrarse. Estamos viviendo una situación enloquecida pero que lleva gestándose muchos años a golpe de torpezas políticas, clientelismos y demagogia barata... todo financiado con el dinero de los sufridos contribuyentes para disfrute de unos gobernantes, nacionales y autonómicos, a quienes llamar mediocres sería un halago.
Y ahora todo está a punto de saltar por los aires. Por un lado, enarbolando la "estelada", tenemos a ex-CiU agarrándose a lo que sea para tapar su corrupción aliados con ERC y CUP ejerciendo sin rubor de antisistemas, forzando la confrontación y pretendiendo apropiarse en la calle de lo que no pueden conseguir legalmente. En el otro lado el panorama no es más lucido: Mariano haciendo lo que mejor sabe (o sea, nada) y el PP encantado con lo mucho que gustará a su clientela este conflicto, el PSOE desaparecido en combate sin decir más que cuatro generalidades huecas,
Podemos felices con el circo montado que sirve de telón de fondo a su grandilocuencia sin contenido. Todos instalados en la pura táctica a corto plazo y sin ser capaces de mirar más allá de sus narices.
Lo cierto es que el asunto de la independencia catalana es un puro circo: un circo en el que faltna trapecistas y equilibristas y sobran payasos.
La única solución que se adivina es pactar la celebración de un referéndum, pero uno de verdad, con todas las garantías. Claro que estaría por ver si una solución sensata interesa a toda esta banda,
