Con la Semana Santa llegan las vacaciones, los huevos de chocolate y las decoraciones de conejitos... también un túnel que nos lleva a tiempos de oscurantismo. Llegan las incontables procesiones que en algunos lugares tienen una arraigada tradición de origen religioso, pero también hay que reconocer que en muchos otros sitios se inventan "tradiciones" para sumarse a la marea y quizá pescar algún turista. También existen los lugares en los que ni siquiera son una trampa para turistas y solo sirven para que cuatro se sientan muy importantes durante unos días, paseando con sus capirotes. Sea como sea, hay que preguntarse hasta que punto es legítimo que durante varios días las calles de muchas ciudades se vean monopolizadas para actos religiosos; céntricas calles cortadas y servicios públicos dedicados a trabajar para actividades religiosas. Cada uno que siga las prácticas religiosas que le apetezca, pero los demás -el conjunto de la sociedad- no deberían verse afectados por lo que son actividades privadas.
Y no olvidemos las horas y horas que las televisiones publicas (TVE, TPA e imagino que todas las demás) dedican a programas religiosos: procesiones, misas, vía crucis... Por no mencionar la películas "edificantes", aunque por lo menos muchas de ellas son auténticos peliculones ¿Pero cuantas veces se puede ver "Ben Hur" antes de odiarla para siempre?
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