A veces parece que las ciudades son organismos vivos, en permanente cambio. Un ejemplo podría ser las diversas vidas por las que ha pasado el Teatro Arango, primero un cine que aun muchos recordamos, un largo cierre, una clinica de estetica, otro cierre aun mas largo y parece que su nueva encarnación sera una hamburguesería. Vimos como las tiendas de barrio se convertian en videoclub y volvían a ser fruterias, como los locales mas emblemáticos pasaron de tiendas de relumbrón a ser bancos que se convirtieron en tiendas de telefonía y volvieron a vender ropa aunque seguramente de cadenas internacionales. Ahora un antiguo teatro y cine sera un local de comida rápida, donde seguramente se representaran incontables escenas de la comedia humana. Es lo que tiene cumplir años, que todo se ve desde un punto de vista cada vez mas relativo.
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