No se puede decir de mí que sea un “groupie” de Zapatero, ni siquiera estoy completamente de acuerdo con muchas de las cosas que se hicieron desde el gobierno socialista ni con las formas que algunos tienen de gestionar la cosa pública. Eso no quiere decir que no me preocupe la posibilidad de que el PP aumente el muy amplio poder del que goza en la actualidad, me preocupa porque los poderes casi absolutos en política rara vez van en beneficio de los ciudadanos y es aún más preocupante cuando pensamos que el PP es un partido con una ideología muy derechista. En este final de campaña se les ha escapado enseñar a patita defendiendo medidas como recortes en el seguro de desempleo o la desaparición de la Ley de Dependencia, precisamente a la gente que está pasando por mayores dificultades se les pretende quitar las pocas ayudas que tienen.
Todavía no lo han dicho pero a nadie extrañaría que siguiera una contundente reforma laboral por la que las empresas pudiesen despedir a los trabajadores prácticamente gratis. Lo que sí han apuntado es que reformarán la ley del aborto, la ley del tabaco y el derecho de las parejas homosexuales a casarse, por no hablar de que ya sabemos muy bien lo que pasa con la sanidad o la enseñanza en las Comunidades Autónomas gobernadas por los populares.
Aún más preocupante es que durante la campaña electoral los dos principales partidos apenas hablaron de dos temas que preocupan mucho a los ciudadanos: el empleo y la lucha contra la corrupción ¿Por qué?
Yo seré consecuente con mi militancia y mi ideología política votando por el PSOE, lo que no quiere decir que no me gustaría que cambiasen unas cuantas cosas en mi partido. Y seguro que lo harán, porque pase lo que pase el domingo el futuro no va a ser fácil y habrá que enfrentarse a nuevos retos con nuevas estrategias y nuevas formas de hacer política.
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