En principio no me parece mala idea recuperar el Día de la Cultura, una fiesta a principios de agosto en Gijón tiene el éxito asegurado a poco bien que se haga, si además se plantea con un cierto contenido social es un valor añadido.
Pero parece evidente el riesgo de que se convierta en mero ejercicio de nostalgia setentera, para eso ya tenemos el Festival Ye-Ye. Estaría bien si los organizadores intentasen recuperar el espíritu pero con otros contenidos y otros protagonistas, sin arrastrar hasta el escenario a los cantautores de la época que aun puedan sobrevivir y sin banderas partidistas ondeando al viento. Los tiempos son otros, las...
