No hace mucho el PP y la derecha económica se lanzaron a una campaña sin tregua en defensa de una reforma laboral, según ellos pieza clave para salir de la crisis. El gobierno del PSOE se negaba con rotundidad y, en consonancia con las posiciones de izquierda, argumentaba que esa reforma no era necesaria y que, en realidad, lo que se pretendía era abaratar el despido.
Pero los mercados y poderes financieros presionan duramente al Gobierno que, dando muestras de desconcierto y poca seriedad, cede y Rodríguez Zapatero presenta una Reforma Laboral mediante la cual la indemnización por despido baja de 45 a 33 días. Es más: el Estado -todos nosotros- pagará 8 de esos 33 días, obviamente una enorme cantidad de dinero que saldrá de las achuchadas arcas públicas. Por si fuera poco se da la posibilidad a las empresas de despedir a cuantos trabajadores les plazca, simplemente alegando que les van mal los negocios, sin ningún control ni supervisión externa que lo certifique. Los contratos por obra y servicios, ya un coladero de temporalidad, se amplían de 3 a 4 años; lo que supone que a los 4 años, en el mejor de los casos a los 4 años, el trabajador se va a la calle.
Estos son los rasgos más significativos de la nueva Reforma Laboral, podéis haceros una idea del resto. Decepcionante. Esta es la reforma laboral que se combatía desde el PSOE hasta hace unas semanas ¿Por qué el cambio de opinión? Por la presión de los que causaron la grave crisis en la que estamos metidos. Se ceden derechos de los trabajadores para satisfacer a los bancos, a los potentes grupos financieros... al capitalismo puro y duro que fracasó en medio de mentiras, engaños y timos y a los que el Estado ya pagó sumas ingentes para salvarles la cara... o a saber para qué. Vamos a ser los de siempre los que tengamos que fastidiarnos para que el statu quo del poder se mantenga. Lamentable y descorazonador.
Ya no sé que le está pasando a la izquierda en España y en Europa