El Sporting seguirá una temporada más en la mejor liga del mundo, un motivo de alegría para el equipo y los aficionados pero también para toda la ciudad. El Sporting es importante para los gijoneses y eso se percibe cada día que hay partido; se ve en las calle de la ciudad, en los medios de comunicación, en los chigres y en la mayoría de las casas. Se ve en los desplazamientos masivos, la Mareona. Toda una carga de sentimientos que puede ser muy positiva para la autoestima colectiva de la ciudad.
Que un equipo modesto como es Sporting esté en la Primera División puede servir, además, para reforzar la imagen de Asturias, a menudo la única referencia de nuestra región que transciende más allá de las fronteras asturianas.
En fin, objetivo cumplido con algunos apuros en el último tramo de la liga, más por exceso de confianza que por falta de calidad. Acertadamente se reforzó la defensa y el centro del campo con Botia, Gregory, Rivera, de las Cuevas y Juan Pablo lo que fue fundamental ya que mejoró considerablemente el equipo en relación a la temporada pasada aunque la marcha de Michel se notó en más de un partido. Aunque es necesario reconocer que el traspaso de Michel era obligatorio porque, además de otras cuestiones, aportó unos ingresos importantes para un club que sigue pasando muchos agobios económicos.
Seguimos teniendo un buen entrenador, Manolo Preciado, que sabe manejar a los jugadores al tiempo que conecta con el club y la ciudad. Parece playu de toda la vida y si yo fuera Pepín Fernández lo renovaría por unos cuantos años más, eso sí: pidiendo una mayor apuesta por la cantera, ya que es un derroche que sólo 2 ó 3 de los titulares procedan de Mareo. Además de rentabilizar lo mucho que Mareo les cuesta al Sporting y al Ayuntamiento de Gijón, la cantera es lo que garantiza el futuro a un club deportivo modesto y la directiva, que gobierna Pepín Fernández, debería potenciarla con más entusiasmo. También espero que la directiva sportinguista siga cuidando escrupulosamente del dinero y lo invierta con sensatez, pero sin tanto miedo a los fichajes. Aunque es comprensible que al propietario del club todavía le duelan los desastres económicos y deportivos de los 10 años pasados en Segunda, es necesario fichar un par de buenos delanteros que metan goles: ese es el talón de Aquiles del Sporting.
Si bien la liga tuvo algo de película épica, la reforma de El Molinón fue todo un culebrón. Uno tras otro fueron apagándose todos los proyectos para la reforma del campo de fútbol gijonés, hasta que el Ayuntamiento tuvo que asumirlo e iniciar unas obras, a mi parecer, poco ambiciosas que exigirán una nueva reforma (y nuevas inversiones) no tardando mucho. No es una buena decisión que, después de tantos retrasos, se acaben haciendo las cosas a medias en una instalación emblemática de nuestra ciudad. El Molinón se merecía un mayor esfuerzo intelectual y político del Ayuntamiento, aunque sólo fuese por una afición que es fundamental para el Sporting: siempre animando incondicionalmente, presionando al contrario… seguro que esa afición consiguió 5 ó 6 puntos ella sola.
Lamentablemente esa afición también tiene un lado oscuro en la forma de los ultras. Un grupo de 200 tipos racistas y violentos, instalados en el Fondo Sur que, como todos los años se dedicaron a montar bronca tras bronca, en Gijón y en los desplazamientos. No olvidemos los enfrentamientos en La Arena con sus “colegas” ultras de otros equipos. Es una mancha muy negra sobre la afición sportinguista, el fútbol y Gijón, que desprestigia a una afición modélica y fundamental para la subsistencia del Sporting. Especialmente lamentable es saber que el propio club es, en parte, responsable de estos energúmenos a quienes ayuda con entradas, autocares gratis para los desplazamientos y muchas otras cosas. Es vergonzoso que el Consejo de Administración actúe así y sólo cabe esperar que los ultras tengan cada día menos influencia en las gradas de El Molinón.
Esperar, también, que la próxima liga podamos seguir viendo buen fútbol con el Sporting y que no lo pasemos tan mal en los últimos partidos.
¡Puxa Sporting!