Se cumple un año desde que me estrené como bloguero y, tengo que reconocerlo, fue un paso muy importante.
La aparición de Internet fue una de las grandes revoluciones de lás últimas décadas. Supuso una mayor capacidad de comunicación y una mayor libertad, como lo estamos viendo en el papel relevante que juega en diversos conflictos, dando a conocer al resto del mundo lo que está pasando en vivo y en directo. También aportó un considerable progreso para el desarrollo de la economía y de las artes, en resumidas cuentas de la sociedad.
Yo utilizaba muy poco las nuevas tecnologías y, casi siempre, para cuestiones de trabajo, pero un buen día me encontré con más tiempo libre y un ordenador nuevo lo que hizo que empezase a aproximarme a Internet con más normalidad. Hasta que llegué a plantearme empezar un blog gracias a la influencia (¿Presión?) y la ayuda de mi santa -aficionada a la "cosa cosadiella"- y de mi sobrino de 12 años quien, como todos los chavales de esa edad, controla espectacularmente este mundo.
El 29 de julio de 2008 hice mi primera entrada en "Reflexiones de vía estrecha", un espacio para hablar de todo un poco, sin comerme el coco y sin pretender hacer alardes literarios... que uno no tiene esa capacidad. Un hueco para comentar cosas con gente conocida y desconocida, intercambiar opiniones y echarnos unas risas. Ha sido una experiencia de lo más positiva, como lo está siendo mi paso por Facebook, una especie de gran lavadero público que me está sirviendo para recuperar el contacto con muchos conocidos y, obviamente, conocer a mucha gente nueva. Antes de que acabe el año probaré con Twitter, prometido.
En fin, que soy todo un converso de "las interwebs". Todo un descubrimiento que ya es imprescindible para mí. Y gracias a los que os pasasteis por aquí durante este año