Durante la Huelga General de 2012 un grupo de sindicalistas de UGT entraron en unas oficinas de Arcelor-Mittal en Veriña, animaron a un trabajador allí presente a unirse a la huelga y salieron sin más incidentes. Una vez fuera, en un espacio abierto cercano a esas oficinas, se lanzaron varios petardos. Parece que el oficinista se sintió profundamente amenazado y agredido por dichos petardos y presentó una denuncia.
Ahora dos de estos sindicalistas están condenados a más de 5 años de cárcel y al pago de unos 40.000 euros cada uno; los otros tres sindicalistas están condenados a 3 años y medio de cárcel y al pago de 4.500 euros.
No sé a vosotros, pero a mí me parecen unas condenas absolutamente desproporcionadas por un más que dudoso delito. Parece que la benevolencia judicial queda limitada a banqueros ladrones y políticos corruptos.
Mi solidaridad para con estos 5 sindicalistas a los que conozco personalmente y de quienes puedo atestiguar que son buena gente.
Soy un asturiano nacido en La Felguera, aunque vivo en Gijón desde los 11 años. A los 14 empecé a trabajar como aprendiz en lo que entonces era ENSIDESA (hoy Arcelor Mittal) y tuve el privilegio de formar parte de la primera Corporación democrática en el año 1980. Hasta 1999 fui Concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Gijón donde me ocupé de los departamentos de Festejos, Juventud, Cultura y Deportes. En el año 1999 pasé a desempeñar el cargo de Director General de Deportes en el Gobierno del Principado de Asturias, allí estuve hasta 2007 cuando abandoné la primera línea de la política en medio de circunstancias más propias de un culebrón que de los usos esperables en una actividad política seria. Desde entonces me reincorporé a mi antiguo puesto de trabajo como oficial que había abandonado en 1994 para dedicarme en exclusiva a la vida pública. Reincorporación que me permite reflexionar sobre lo divino y lo humano desde la ventanilla de un tren