Llega el verano y con él los conciertos, algo que ya forma parte de los gustos de los ciudadanos de Gijón. Como algunos sabréis, yo estuve ligado a la organización de conciertos en Gijón entre el 80 y el 99, así que pensé que sería divertido aprovechar el verano para contar algunos cotilleos o anécdotas que podrían provocar unas sonrisas, generar algunas reflexiones -siempre de vía estrecha- y comentar lo comentable sin que me pueda caer alguna denuncia ni nadie me llame "llenguateru".
¿Os acordáis de Juan Luis Guerra? Fue un cantante popular a principios de los 90 que actuó en Las Mestas. Para los que no seáis de Gijón os diré que es una instalación famosa, sobre todo, por acoger el Concurso Hípico. Juan Luis Guerra llenó el recinto con 25.000 espectadores, traía un buen montaje escénico y lo que era por entonces un buen equipo de luces y sonido. Pero hete aquí que dejó el susodicho equipo en manos de un pariente al que quería introducir en el negocio y que no tenía ni idea, ni la más remota idea. El resultado fue nefasto, horroroso. Por supuesto la culpa al maestro armero, así nació la leyenda urbana de que era imposible tener un buen sonido en Las Mestas. Supongo que todavía habrá quien lo asegure a pesar de que parece que un gran espacio vacío, sin obstáculos ni edificios alrededor donde el sonido pueda rebotar, sería el gran sueño de cualquier ingeniero de sonido... a no ser que su único mérito sea el parentesco con el artista.
Si alguien demostró con claridad diáfana lo que digo es Prince. Se cayó a última hora un concierto previsto y Dorna, la empresa que organizaba la gira (hoy dedicados al Mundial de Motociclismo), nos pidió ayuda. Les ofrecimos Las Mestas a cambio de los ingresos de hostelería y alguna cosa más. Así que el Ayuntamiento de Gijón pudo ofrecer a los ciudadanos uno de los mejores conciertos que nunca pasaron por aquí y sin ningún riesgo. Prince es bien conocido por su enorme ego y su divismo... pero en Gijón lo que demostró fue que es un consumado profesional que sabe muy bien lo que hace: él mismo supervisó, personalmente, la calidad del sonido en cada punto de Las Mestas, dedicó todo el tiempo necesario moviéndose de un lado para otro sobre sus vertiginosas plataformas hasta que se convenció de que todo sonaba perfecto. Era la primera vez que veía a alguien de su categoría hacer algo así
Otra historia relacionada con el sonido en Las Mestas, una historia que me mosqueó a pesar de ser un fan. Cuando Joaquín Sabina estuvo actuando allí, su Jefe de Sonido ordenó "ensuciar" el sonido para disimular las carencias de la voz del cantante. El concierto salió bien, pero para actuar en un escenario grande hay que ser muy grande, como Prince (un inmenso artista a pesar de su diminuto tamaño) o David Bowie.
Hablando de Bowie: llegó, canto hora y media y se fue en su avión privado... sin llegar a saber donde había actuado esa noche.
Quienes no llegaron a aparecer por Las Mestas fueron Metallica, que protagonizaron la suspensión más sonada en Gijón. Ese concierto ya no me tocó a mí, pero me vi implicado para echar una mano y, por lo que pude enterarme, el real problema estuvo en los enfrentamientos de los miembros de la banda entre si y con el manager. Incapaces de aparcar sus rencillas durante un par de horas decidieron suspender y echar la culpa al escenario, una mentira muy burda pero que quedó ahí flotando. Como lo de que Las Mestas tiene mala acústica
Continuará