
Habría que padecer una completa carencia de compasión para no horrorizarse con las muertes en la frontera de Ceuta, con las cuchillas en la verja, con los muchos muertos en naufragios intentando alcanzar las costas de Europa.
Habría que padecer una completa carencia de sentido común para pensar que la solución pasa por abrir las fronteras. Ya no es solo la inevitable debacle económica para Europa que eso acarrearía, es que con seguridad supondría la desaparición de la cultura en que ahora vivimos, la cultura que hace que nos horroricemos ante la barbarie en esas fronteras que nos protegen. No parece nada simple ¿Verdad?.
Con todos...