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jueves, 6 de marzo de 2014

Fronteras




Habría que padecer una completa carencia de compasión para no horrorizarse con las muertes en la frontera de Ceuta, con las cuchillas en la verja, con los muchos muertos en naufragios intentando alcanzar las costas de Europa.

Habría que padecer una completa carencia de sentido común para pensar que la solución pasa por abrir las fronteras. Ya no es solo la inevitable debacle económica para Europa que eso acarrearía, es que con seguridad supondría la desaparición de la cultura en que ahora vivimos, la cultura que hace que nos horroricemos ante la barbarie en esas fronteras que nos protegen. No parece nada simple ¿Verdad?.

Con todos sus defectos Europa se define por unos valores a los que no estaríamos dispuestos a renunciar. Valores como la tolerancia, la libertad religiosa, la igualdad entre hombres y mujeres, el respeto hacia los derechos de los homosexuales... Ya estamos viendo que a muchos inmigrantes de otras culturas les cuesta mucho aceptar nuestra forma de vida y surgen conflictos con el integrismo religioso o la actitud hacia las mujeres, imaginemos qué pasaría si esos pasasen a ser los valores mayoritarios en Europa, pasaría que ya no sería Europa ¿Cuánto tardaríamos en encontrarnos con leyes para "perseguir a los gais como alimañas" como las existentes en Gambia,Uganda o Nigeria?

No, no es fácil. Hay que buscar soluciones con la cabeza y el corazón, soluciones que estén dentro de la tradición humanitaria de Europa y que no la pongan en peligro, igualmente lejos de la brutalidad sanguinaria en las fronteras y del "buenismo" suicida. Cuales sean esas soluciones es algo en lo que deberíamos pensar con mucha seriedad

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