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miércoles, 1 de febrero de 2023

Carlos Martinez, Alcalde de Gijón.


 Ayer Chema Castañón recuperaba en un comentario una parte muy interesante de la historia de Gijón. Al hilo de una fotografía de Azaña comiendo en el Club de Regatas, Castañón nos hablaba de uno de sus acompañantes, Carlos Martínez que fue Alcalde de Gijón, un personaje del que me quede con ganas de saber mucho mas.

"Días atrás Pedro Alberto Marcos en el Facebook de Culturetas Clandestinos recuperaba esta foto del gran Constantino Suárez, que ahora se puede ver coloreada y que recoge una comida del presidente de la República Manuel Azaña y algunos acompañantes en el Club de Regatas de Gijón el 22 de septiembre de 1932, en su única visita a Asturias.
Ocasión propicia para recordar al médico Carlos Martínez –a la izquierda de Azaña, con gafas-, uno de los más conspicuos republicanos gijoneses del momento, entonces con 33 años, que fue fundador del Partido Radical Socialista, luego en Izquierda Republicana, breve alcalde de Gijón cuando se proclamó la II República, diputado, gobernador interino, represaliado por ejercer como médico en la Revolución de Octubre y en la guerra civil, y luego exiliado en Francia, Cuba y México, donde escribió “Crónica de una emigración. La de los republicanos españoles en 1939” (México, 1959). Regresa del destierro en 1964 a su casa de Ambás (Carreño), escribe y publica su “Historia de Asturias” (Ed. “El Comercio”, 1969) y “Al final del sendero” (Ed. Silverio Cañada, 1990), unas interesantes memorias, que no pudo presentar por estar convaleciente de una rotura de cadera. Acogido en la residencia Palacio de Caldones falleció en 1995, a los 96 años, y está enterrado en el cementerio de Santiago de Ambás.
Según recordaba su sobrina “al tío Carlos le gustaba mucho la soledad. Los martes y los viernes se desplazaba a Gijón en los autocares Xavina. No perdonaba su café en el ‘Corinto’ y la posterior tertulia en el ‘Pío’, que después se trasladó al café ‘Corrida 45’. Los domingos repetía el trayecto, pero en este caso para pasear por el Muro, observar a la gente y ver las novedades de la ciudad”.
Los últimos tiempos visitaba de vez en cuando la librería Paradiso, discreto, culto, amable y atildado –traje, gabardina, sombrero-, quizás consciente de ser ya un personaje de otra época, y casi siempre encontraba algún libro antiguo que comprar en la sección de libros usados." Chema Castañón.

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