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miércoles, 28 de mayo de 2014

Un Congreso Extraordinario solo es otro intento de agarrarse al poder



Muchos socialistas teníamos la esperanza de que esta nueva derrota electoral pudiese servir de revulsivo a una dirección que parecía no haberse dado cuenta todavía de cual era la situacion real por la que atraviesa el PSOE, limitándose a atecharse hasta que escampe y el bipartidismo vuelva a obrar su magia.

Vana esperanza, Rubalcaba acaba de anunciar que su solución a nuestros males políticos es la convocatoria de un Congreso Extraordinario a mediados de julio. Cualquiera que tenga algún leve conocimiento sobre el funcionamiento del partido podrá rellenar sin problemas la parte que no se dice explícitamente: en ese Congreso participarán unos 800 delegados designados por el aparato y se desarrollará completamente de espaldas a los militantes, la dirección actual y los barones pactarán el nombramiento de un nuevo Secretario General que será, que duda cabe, uno de los suyos y tendrá de nuevo solo en nombre. Todo ésto en pleno verano, no vaya a enterarse más gente de la debida y liarla, aunque se aprovechará la circunstancia para venderlo como el gran proyecto de renovación, como la pasada Conferencia Política o el anterior Congreso... que no renovaron nada. Este "nuevo" Secretario General será el encargado de poner en marcha las prometidas primarias, que por supuesto serán un modelo de férreo control y ganará "democráticamente" él o la candidato/a oficial. Así seguiremos hasta la próxima derrota y la próxima y la próxima y la próxima.

Cada momento que pasa resulta más incomprensible que en esta España del siglo XXI el Secretario General del PSOE, un partido que siempre ha defendido la democracia, no sea elegido directamente por los militantes, reservándose ese privilegio para un pequeño puñado de delegados designados por el aparato

Si lo que pretendía Alfredo Pérez Rubalcaba era convertirse en el peor líder que el PSOE ha tenido en su larga historia lo está consiguiendo con brillantez

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