Parece que se anuncia una ruptura entre el sindicato minero (SOMA) y UGT de Asturias. La espoleta de este conflicto ha sido el proceso de concentración de federaciones sectoriales en UGT, el SOMA quedaría integrado en una nueva federación junto al metal y otros sectores. Esta decisión no sentó nada bien entre los dirigentes del SOMA que ahora amenazan con separarse del resto de UGT, de la que siempre han formado parte.
No es más que una pura lucha por el poder de un SOMA acostumbrado a mandar y a mandar mucho, ahora su histórico poder se vería muy reducido, ya que el metal tiene una gran fuerza en Asturias.
Si el SOMA sigue adelante con su amenaza de escisión será un grave error que perjudicará a todos los implicados, empezando por ellos mismos. No están los tiempos para estas aventuras, cuando el sindicalismo está seriamente desprestigiado y perdiendo la confianza de los trabajadores.
Hay que considerar que tanto la marca como los bienes del SOMA son propiedad de UGT, así que la batalla legal que se desencadenaría será muy sangrienta. Y justo después de los escándalos de José Ángel Villa por parte del SOMA y los cursos de formación en UGT. Tanto UGT como el SOMA quedarían dañados irreparablemente, cosa que no parece preocupar demasiado a los dirigentes mineros a quienes solo parece importar seguir controlando su reino de taifas. Esperemos que al final impere el sentido común
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