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domingo, 1 de septiembre de 2019

El cura Antidio.



Hay historias que parecen sacadas de una antigua película costumbrista o la reinterpretación que Berlanga podría haber hecho de una historia así. 1986 la esposa de un Guardia Civil mantiene un tórrido romance con un cura, párroco de Barcia. El marido agraviado sorprende a los tortolitos en un hostal de Madrid y descerraja un par de tiros al pater. Un día estos se descubre una placa en Barcia en honor al amoroso cura y el mismo Sr. Arzobispo de Asturias va a bendecirla dando isopazos arriba y abajo en memoria de ese cura que "fue muy querido" (imagino que especialmente querido por la esposa del Guardia Civil).
A favor del muy amado y muy amante cura Antidio cabe decir que por lo menos su relación parece que fue plenamente consentida y con una mujer adulta. Un gran avance frente a las historias que surgen habitualmente de la Iglesia Catolica.
No estaría mal que su Eminencia nos explicase si, dadas las circunstancias de la muerte del cura Antidio, este no murió en pecado mortal y por lo tanto pasara toda la eternidad ardiendo en el infierno. Porque resulta que es posible que Monseñor y compañía este homenajeando a un gran pecador si tenemos que creernos sus normas y reglas.

2 comentarios:

Conocí a Antidio porque coincidimos un montón de años en el Seminario. Para sus antiguos compañeros aquello fue un impacto tremendo porque Antidio era lo contrario de un cura ligón o ligero. En mis tiempos del Seminario estaban muy delimitadas dos sectores: la rama espiritual y la rama social, por abreviar. Antidio era claro exponente de la rama espiritual, minoritaria por cierto. Cuando sucedió aquello quedamos en estado de schok porque era del que menos lo podíamos esperar. Estuve bastante informado porque curiosamente un compañero de Antidio y mío era guardia civil en el puesto de Luarca en aquel entonces. Todavía hoy en las reuniones anuales que suelo organizar es tema que sale siempre.
Los compañeros creemos que si no era la primera vez que se veían no habría muchas más. Marcharse los dos, ella y Antidio a Madrid, fue una película increíble pero cierta.
Dicho lo cual, al obispo le metieron un gol descomunal.

Luis, es una de esas historias en la que la realidad supera a cualquier guionista.