Últimamente estamos viendo casi en directo las catástrofes que asolan a la Tierra, como el tsunami del Océano Índico, el terremoto de Haití o el de Chile, presenciando con toda crudeza lo inmisericorde que puede ser la naturaleza. También pudimos comprobar las diferencias en la capacidad de reacción que demostraron en ambos países, viéndose con dolorosa claridad la completa dependencia que Haití tiene (y posiblemente tendrá siempre) de la ayuda exterior.
Ahora volvemos a ser testigos de una nueva tragedia, la mayor de todas. Esta vez es Japón, primero golpeado por un terremoto de enorme intensidad del que no salieron demasiado mal parados gracias a las medidas de prevención, pero poco después llegó el tsunami que arraso todo lo que encontró a su paso. Se llevó ciudades enteras pero, sobre todo, miles de vidas. Ahora se enfrentan a un tercer golpe brutal: el colapso de la central nuclear de Fukushima, aun de consecuencias imprevisibles y que nos obliga a todos a pensar sobre los riesgos de la energía nuclear.
Además de los más de 10.000 muertos que se calculan, hay más de medio millón de personas evacuadas viviendo en refugios sin gasolina ni electricidad, sufriendo escasez de agua y comida, con temperaturas de -5ºC... y con el fantasma de la radioactividad sobre sus cabezas. Una auténtica catástrofe humanitaria.
Espero que una vez más los japoneses den muestra de su gran capacidad de superación y consigan salir adelante. Ojalá consigan frenar las fugas radioactivas de los reactores dañados, reconstruir sus infraestructuras y sus industrias, volver a levantar las casas y, muy especialmente, espero que consigan atender a los evacuados y ayudarlos a recuperar sus vidas. Lo espero de todo corazón
1 comentarios:
Que asi sea, esta gente sabe sobreponerse a todo,...
Yo tambien les deseo lo mejor.
Xurde
Un fuerte abrazo
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