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jueves, 24 de marzo de 2011

La Guerra de Libia

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En 1969 Gadafi se hace con el poder en Libia y destrona al rey Idris I, echa a los italianos a sangre y fuego y nacionaliza todo lo nacionalizable. Entre los progresistas del momento se vio como algo bueno para el mundo árabe, pero muy pronto empieza a actuar como un dictador y a repartir las riquezas nacionales entre los jefes de las tres tribus más influyentes de Libia. Además de eso apoya sangrientos atentados terroristas en diversas partes del mundo e interviene militarmente en numerosas guerras de África, mientras va desarrollando actitudes que cada vez se parecen más a la locura.

A muchos se nos hacía imposible ver como numerosos líderes políticos lo visitaban en Libia y lo recibían a bombo y platillo en sus propios países, ver como participaba en empresas estratégicas de Europa.

Recientemente estallaron nuevos enfrentamientos en parte motivados por las revueltas en otros países musulmanes (que esperemos realmente sirvan para establecer la democracia y los derechos humanos en esos países), en parte por los desacuerdos entre las tribus por el reparto de las riquezas petrolíferas. Esos enfrentamientos armados van escalando siendo cada vez más violentos y, como todas las odiosas guerras, afectando a la población civil: muertos, heridos, refugiados, pobreza y terror. Terrible y en nada diferente a todas las demás guerras africanas en las que nadie se plantea intervenir: Etiopía, Sudán, Ruanda, Uganda, Congo... y muchas otras ya olvidadas por los medios de comunicación. Pero Libia tiene petróleo y gas, además de estar en una zona estratégica para las comunicaciones en el Mediterráneo.

Mientras Gadafí controló los suministros de energía nadie tuvo problemas con sus barbaridades de dictador al uso, pero en cuanto pierde ese control muchos países occidentales se dan cuenta repentinamente de que es un dictador sanguinario que mata a su pueblo y empiezan con inusitada rapidez los preparativos de guerra. Una guerra encabezada por Francia, Reino Unido y los Estados Unidos pero que cuenta con la activa colaboración de otros países -entre ellos España- y que va a causar más muertes y más sufrimientos para los civiles, todo porque viven en una zona estratégica y rica en petróleo. Una guerra que va a ser larga por la división del país en tribus.

Esperemos que, por lo menos, la decisión casi unánime del Congreso de los Diputados de que España participe en la guerra de Libia sirva para reflexionar sobre otras situaciones similares. Como lo que está haciendo Marruecos con los saharauis, los muchos muertos entre los pueblos de otros países musulmanes que reclaman su dignidad o las terroríficas guerras en África. Tampoco estaría mal que se pensase en otras dictaduras que no desmerecen en absoluto a la de Gadafi, como Corea del Norte, Birmania o Cuba. Ose afease la conducta escasamente democrática de gente como Putin, Berlusconi o Chavez.

La verdad es que yo me siento más próximo a la postura de Alemania y otros países europeos que no apoyan la intervención en Libia. Demasiada hipocresía y demasiados intereses económicos, que no humanitarios.

2 comentarios:

Todo bien, hasta el final. El rechazo a la intervención armada no puede partir de los mismos presupuestos de quienes lo defienden. Estamos discutiendo dentro de la lógica del imperialismo. La intervención es rechazable por las víctimas que va a causar, está claro, pero los que defienden la intervención se escudan en lo mismo (evitará más víctimas); ¿no es acaso esto mismo lo que arguyó EEUU para 'librarse' de Sadam Husein?
No vamos a entrar en el eterno debate con los socialdemócratas sobre Cuba, aunque no tiene mucho q ver con el tema este muñeco de paja que pones. De cualquier manera, no sé si Chávez -el tipo en la historia que más elecciones ha pasado- tiene o no poca conciencia democrática, pero son los presidentes europeos, entre ellos ZAPATERO, quien con todo el talante democrático se han saltado los protocolos constitucionales para entrar en guerra y han ido a ella.
Si lees mi post podrás ver mi opinión sobre esos paralelismos. Una intervención armada, por muy 'justa' que se crea, debe ser rechazada por ILEGAL e ilegítima. Ni Marruecos ni tan siquiera Israel (toda una democracia a la occidental con lazos muy estrechos y de ámbito tb económico con la UE, pese a ser el país que más viola los DDHH en el mundo) justificarían una intervención militar.
un saludo

Nos empeñamos en equiparar países que viven en el Medioevo con Occidente. Saddam, Gadafi y tantos otros hacen lo que hacíamos aquí hace 300 ó 500 años, y las injerencias no son para buscar su bienestar o acelerar su desarrollo, sino para controlar su petróleo. Su visión y sus valores nos pueden parecer bárbaras y retrógradas, pero no veo en Occidente que seamos mucho mejores. Sólo distintos.