
Este país sería aburridísimo sin los obispos.
No pensaba comentar nada sobre su última andanada de amenazas, condenas y flechas flamígeras ya que iba dirigida contra los católicos que osen apoyar la ley del aborto. Ya que no soy miembro de ese club el problema no era mío, por una vez no éramos el conjunto de la sociedad los destinatarios de tanta violencia verbal, que los católicos decidiesen como se tomaban los exabruptos de sus jefes.
Pero cambié de idea al leer unas declaraciones de José Bono, Presidente del Congreso de los Diputados y católico militante. Bono comparaba la intransigencia de ahora con que nunca se le hubiese negado la comunión...