Estos días anda el personal cabreado porque se considera el partido entre Deportivo y Sporting del próximo domingo como de alto riesgo, por lo que se toman medidas de seguridad excepcionales bastantes molestas para el aficionado normal que solo quiere disfrutar con el fútbol, por ejemplo los sportinguistas tendrán que sentarse en zonas predeterminadas o prescindir de llevar símbolos identificativos.
Comprendo el cabreo porque me tocó vivirlo hace unos años, cuando el Deportivo y el Sporting jugaban en segunda. Entonces todos los aficionados sportinguistas fuimos tratados como delincuentes potenciales y sufrimos unas cuantas molestias e indignidades: agruparnos a todos en el "gallinero" del campo -en un rincón perdido sin las más elementales medidas de seguridad-, permanentemente controlados por la Policía, retenernos dentro una media hora más tras acabar el partido... El día anterior pudimos relacionarnos con otros aficionados del Sporting y del Depor sin ningún problema, compartiendo la afición por el fútbol y las ganas de pasarlo bien, pero al llegar al campo el ambiente cambió radicalmente, según nos explicó un policía la razón era que esa mañana se habían dado peleas entre los ultras de ambos equipos.
Entiendo que muchos aficionados se sientan tentados de culpar al Depor o la propia Policía de tener que pasar por estas situaciones y tener que sentirse como delincuentes, pero la verdad es que entre los aficionados del Sporting hay auténticos delincuentes, gentuza que solo va a los partidos a montar bronca. Y esos son los auténticos culpables de las molestias que sufrimos los demás. Sino fuese por esos tarados que se desplazan prácticamente gratis, con entradas y viajes a un precio considerablemente reducido, y cuya única finalidad es partirse la cara con sus colegas energúmenos de La Coruña, los aficionados normales podríamos disfrutar del fútbol y de la visita a la ciudad como lo que somos: gente civilizada.
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